No tenía amigos ni necesitaba un ejército de valientes guerreros que le acompañasen y luchaba solo contra todos sus enemigos.
Fue por eso que la gente le llamaba Zheke el batyr, el guerrero solitario.
Mientras vivió, defendió con fuerza a su pueblo y ningún enemigo se atrevió a conquistar las estepas de Kazajstán. Zheke el batyr tenía un arco tan alto como una montaña, que alcanzaba el cielo y su flechas, largas como un abedul, podían recorrer largas distancias y alcanzar a sus enemigos.
Llegó el tiempo en que los enemigos atacaron al batyr Zheke como una nube de hormigas y comenzó una batalla, que se divisaba a lo lejos como una enorme luz sobre la estepa, desconocida hasta entonces.
Pero las flechas no atravesaban la armadura del valiente Zheke, que rebotaban en su armadura de hierro matando a sus enemigos.
Aún así , en una batalla sin precedentes, llegaban más enemigos que lanzaban nuevas flechas de acero.
Llegó el tiempo en que los enemigos atacaron al batyr Zheke como una nube de hormigas y comenzó una batalla, que se divisaba a lo lejos como una enorme luz sobre la estepa, desconocida hasta entonces.
Pero las flechas no atravesaban la armadura del valiente Zheke, que rebotaban en su armadura de hierro matando a sus enemigos.
Aún así , en una batalla sin precedentes, llegaban más enemigos que lanzaban nuevas flechas de acero.
Pero nadie asistía al batyr, que contínuaba luchando mientras la sangre fluía de sus heridas para vencer al enemigo. Ese era su carácter kazajo, él era un valiente batyr.
El día se convirtió en noche y la noche en día de nuevo y Zheke, el incansable guerrero, seguía enfrentando un ataque tras otro.
Sabía que tras él dejaba pueblos indefensos de niños y ancianos nómadas. El guerrero Zheke disuadía a los enemigos sin dejarlos llegar a su tierra nativa.
Sabía que tras él dejaba pueblos indefensos de niños y ancianos nómadas. El guerrero Zheke disuadía a los enemigos sin dejarlos llegar a su tierra nativa.
Allí reunío sus últimas fuerzas y su furia y se abalanzó sobre su enemigo, tratando de infltrarse en el centro de su ejército.
Con la certeza de que ese sería su último intento, el batyr Zheke gritó "¡ No dejaré que nuestros enemigos lleguen a nuestra tierra, me convertiré para ellos en una montaña inexpugnable!. "
Y así fue como el batyr cayó entre dos montañas que se unieron para convertirse en una fortaleza inexpugnable que durante siglos, ha impedido a los enemigos llegar a la estepa de Saryarka.
Zheke el batyr desapareció entre aquellas montañas, conviertiéndose en una altiva y orgullosa colina en tierras kazajas.
Con la certeza de que ese sería su último intento, el batyr Zheke gritó "¡ No dejaré que nuestros enemigos lleguen a nuestra tierra, me convertiré para ellos en una montaña inexpugnable!. "
Y así fue como el batyr cayó entre dos montañas que se unieron para convertirse en una fortaleza inexpugnable que durante siglos, ha impedido a los enemigos llegar a la estepa de Saryarka.
Zheke el batyr desapareció entre aquellas montañas, conviertiéndose en una altiva y orgullosa colina en tierras kazajas.
Desde lejos, al mirar la montaña, aún puede verse su casco batyr, sus cejas pobladas, su gran barba, su pecho de hierro y sus poderosas piernas con botas de cuero.
Para Nachete, Diana y sus papás, Mercedes y Eduardo, que nacieron por segunda vez en la lejana Ust, con todo mi cariño.
2 comentarios:
Leyenda muy interesante, Gloria, un fuerte abrazo a las dos:
lola
juntoalalunalila.blogspot.com
Gracias Gloria, por abrirnos puertas y allanar el camino, resolviendo con tu generosidad dudas y preocupaciones y gracias por este regalo, especial para mi guerrero, nuestro superviviente que a veces, por testarudo me recuerda a la inmutable montaña en las que se convirtió el batyr Zheke.
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