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jueves, 19 de junio de 2008

Margarita Krishtal, una kazaja en Madrid

MARGARITA KRISHTAL
“Entre los chicos de mi edad no se da la xenofobia”

Llegó de Kazajstán en marzo de 2001 y a los dos meses ya hablaba nuestro idioma, lo que hace que se sienta como pez en el agua en su círculo de amigos, donde predominan los españoles .

Cuando era pequeña y vivía en Kazajstán, Margarita, como medio mundo, pensaba que todos los hombres y mujeres en España respondían a un mismo tópico: gentes esbeltas, apasionadas, y ataviadas con vestido de faralaes para ellas y traje corto para ellos. A su llegada a Madrid, sin embargo, el primer personaje que vieron sus ojos fue un tranquilo señor entradito en carnes, simpático, sonrosado y vestido con trazas occidentales.

Aunque su vida desde entonces no ha resultado fácil, Rita, como la llaman cariñosamente sus allegados, sólo tiene palabras de afecto para sus amigos y conocidos españoles. “Al principio, cuando iba al colegio con 11 años, hubo algún compañero que me dijo aquello de vete a tu país, pero fue porque éramos todos muy pequeños. Ahora, entre los chicos de mi edad, no se da la xenofobia”.

A sus 17 años, Rita es una joven despierta y ocurrente. “Con mi hermano y conmigo, además, es difícil que alguien se meta”, continúa chistosa. “Los dos somos altos, corpulentos y de cara seria, yo creo que imponemos”.

Como la mayor parte de sus vecinos del Este, la madre de Rita cuenta con formación universitaria. Su padre murió siendo ella una niña. Aunque en Kazajstán trabajaba como profesora de pintura, en España no ha podido homologar su licenciatura en Bellas Artes. “Le piden credenciales que tenemos que solicitar a Kazajstán y traducciones de los documentos, pero el principal escollo es que hay muchas asignaturas que no son convalidables”, cuenta Rita.

En la actualidad, su madre trabaja como limpiadora en varios domicilios del municipio madrileño de Arroyomolinos. Entretanto, Rita acude al IES Gabriela Mistral del mismo pueblo, mientras su hermano compatibiliza vida laboral y estudios universitarios. “Yo quiero estudiar Fisioterapia o Medicina”, confiesa la joven, “pero también me gusta trabajar con niños; de hecho, el verano pasado trabajé organizando juegos en las colonias de Alcobendas”.

“Me gustaría ir a la universidad en Alemania, donde creo que se exige más nivel que aquí”

“Es más fácil estudiar aquí que en mi país”, opina Rita. “En Kazajstán, el nivel de exigencia es más alto, pero el instituto se vive también de forma diferente”. Cada vez que se supera un nivel educativo, los alumnos reciben un pequeño homenaje por parte de sus compañeros y profesores. “Al terminar la Secundaria, por ejemplo, se hace una fiesta enorme”, evoca la joven, “y luego, el 1 de septiembre, al empezar el nuevo curso, los veteranos reciben a los nuevos alumnos con música, fiesta y flores para los profesores”.

Con todo, Rita está muy feliz en el IES Gabriela Mistral. Su círculo de amistades está compuesto por chicas, todas ellas españolas, lo que le ha ayudado a mejorar un nivel de castellano ya de por sí envidiable. “Los fines de semana vamos a Madrid, donde nuestros amigos son chicos, ahí sí, de todas las nacionalidades: armenios, ucranianos, etcétera”. Además, sigue en contacto con Anastasia, su mejor amiga de Kazajstán, a la que llama y escribe a menudo. “No me gustaría volver a vivir en mi país, pero sí ir de visita, porque llevo ya seis años sin ver a mi abuela y a mis tíos”.

Al igual que su madre, Rita tiene un don para la pintura, pero no cree que le sea muy útil para ganarse la vida. En este sentido, prefiere desarrollar sus ganas de ayudar a los demás, y piensa en estudiar Fisioterapia o Medicina en la Universidad. También como su progenitora, habla ruso, español e inglés con toda soltura. “Ahora estoy estudiando alemán”, comenta, “y me gustaría ir a la Universidad en Alemania, donde creo que se exige más nivel que aquí”. Su hermano, que tiene 22 años, estudia Turismo en Madrid y habla francés, alemán, rumano, ucraniano, ruso, español e inglés.

Más datos .

VIVA LA DIFERENCIA. Cuando Rita llegó a España en 2001, tenía 11 años. Entre las cosas que al principio le llamaron más la atención de nuestro país, destaca el fuerte calor del verano, que hasta entonces nunca había experimentado. En Kazajstán, el clima era frío y la vegetación mucho más frondosa. También le sorprendió que aquí los edificios no fueran tan altos como en Astaná, la capital de su país, donde, como en cualquier ex-república soviética, los edificios tenían un valor mucho más funcional que estético. De la gente, le asombraron las diferencias físicas entre sus paisanos y nosotros. “Las chicas caucásicas somos más culonas”, admite sin rodeos, “con los ojos claros y el cabello liso; me gustó ver que en el Mediterráneo érais distintos”.

LOS COMIENZOS. Al principio, cuando su madre aún no hablaba castellano y tenían que buscar alojamiento y colegio para ella y para su hermano, conocieron a una familia rusa que les ayudó mucho. Durante cinco años, vivieron en la ciudad madrileña de Alcobendas, pero ya llevan ocho meses en Arroyomolinos. “También hemos recibido ayuda de familias españolas que han sido un encanto”, dice Rita.

EL CASTELLANO. En sólo dos meses de asistencia a clase de español, Rita logró hacerse con nuestro idioma. En su colegio de Alcobendas, compartió aula con chicos marroquíes, armenios, chinos y rumanos. “Fuera del cole, iba con españoles”, cuenta, “y eso me ayudó a aprender más rápido”. Rita tiene una asombrosa facilidad para aprender idiomas, lo que le permite hablar con fluidez tanto ruso como inglés y español.

El noveno país más grande del mundo
La República de Kazajstán es un país de Asia central que formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta 1991. Limita con el Mar Caspio y es el noveno país más grande del mundo por superficie. Aunque su tamaño equivale prácticamente al de Europa occidental, en su mayor parte está ocupado por tierras semidesérticas. Esta circunstancia le impide tener una población proporcional a su terrritorio (sólo hay 6 personas por kilómetro cuadrado).

La mayoría de sus habitantes son de etnia kazaja (58%), y mucho más desde la década de los 90. En ese tiempo, los europeos de otras razas, como la rusa (a la que pertenece Rita), se vieron obligados a abandonar Kazajstán por la continua presión de la etnia mayoritaria.

Entrevista publicada para El Aula del Diario El Mundo, por la periodista Manuela Ortega.

miércoles, 18 de junio de 2008

Chouga, la última película de Darejan Ormibaev

Chouga, es la última historia del Director kazajo Darezhan Omirbaev.
Una adaptación contemporánea e intimista de la Ana Karenina de Tolstoi, según los críticos.
Con diálogos a veces ausentes, la imagen, el color, el sonido, son la forma en que Ormibaev consigue transmitir muchas de sus escenas.

Shuga ( Chouga) es la historia de una mujer acomodada, en los 30, interpretada por Ainour Tourganbaeva, que vive en la capital, Astaná.
Cuando su hermano cae en un profunda depresión debido a sus problemas familiares, Chouga se traslada a su ciudad natal, Almaty, para ayudarlo a hacer frente a sus problemas.

Casada y con un hijo, conoce a un hombre más joven que ella, Ablai (Aidos Sagatov) del que se enamora. Con el tiempo, Abai se cansa de ella y la abandona, mientras que Chouga siente que no puede volver a su vida anterior.

" Darejan Ormibaev crea una atmósfera equívoca e intrigante, con escenas recurrentes, como la insistencia del tren, reales o de juguete, el cierre de puertas para expresar sucesivos encuentros, la nieve o el encuentro de los dos hombres frente al espejo.
Con personajes diabolicamente eficaces, los personajes se miden para sorprender al espectador. Un padre voluble delante de sus hijos, una madre con un estoicismo casi inhumano, la otra hija, las jóvenes embarazadas , el aborto, el incesto. Todo en imágenes que impactan, sin parecer amaneradas"

Darezhan Omirbaev
Darezhan Omirbaev nació en Uyukn, en la región de Djambul,en Kazajstán, en 1958. Después de finalizar sus estudios en Matemáticas Aplicadas, ingresa en el Instituto de Estudios Superiores de Moscú. Durante varios años es crítico en la revista New Film. En 1991 realiza su primer largometraje: Kairat. Con Chouga, su último film, ha recibido el premio especial del jurado en Altamy y en el Festival de Trois Continents.

Filmografía
Zhinzn (Life, cortometraje), 1982; Shilde (July, cortometraje), 1988; Kairat, 1991; Ticket Collector by Profession (cortometraje_short), 1993; Kardiogramma (Cardiogram), 1995; Tueur à gages (Killer), 1998; Jol (The Road), 2001; Digital Sam in Sam Saek 2006: Talk to Her (segmento_segment About Love), 2006; Shuga (Chouga), 2007.


Esta película se ha podido ver en el Festival de Cine de Granada, hasta el 7 de Junio.
Gracias a Mar, por esta información!

lunes, 16 de junio de 2008

A quien elegir, un cuento para Diana

Hace muchos años, había una bonita joven kazaja que vivía en un aul, su pequeña aldea en Zhezkazgan,cerca de un lago.
La joven kazaja tenía tres pretendientes.

El primero, era hijo de un mulá. El segundo, hijo de un mercader. El tercero, hijo de un pobre campesino. Cada uno de ellos era un joven audaz, fuerte y bien parecido y la joven no sabía a quien elegir en matrimonio.
Decidió llamarlos y les dijo " elegiré al hombre que se casará conmigo entre los que me traigan como regalo lo más maravilloso del mundo".

Los hombres montaron en sus caballos y se marcharon hacia el Este. Pronto llegaron a una aldea. "Separémonos y cabalguemos en diferentes direcciones", dijo el hijo del mulá. "Dentro de medio año nos encontraremos en este mismo lugar".
Se despidieron y cada uno se marchó en su caballo, alejándose en la estepa de las humeantes yurtas.
Pronto visitaron países y ciudades, muy lejos de Kazajstán. Entraron en bazares y pequeñas tiendas. Cada uno había visto cosas maravillosas, pero no podían decidir la qué considerarían la más maravillosa en el mundo.
Por fin, el hijo del mulá vio una vasija, una piala nacarada con agua de la vida. Pagó mil monedas de oro por ella. El hijo del mercader compró cinco abrigos de lana de oveja, en los que uno podía volar a cualquier lugar hasta el final de la tierra.

El hijo del campesino no tenía dinero, recorría pequeñas tiendas y pobres bazares y en uno encontró un espejo en un marco de latón, que solo costaba dos kopecks. El hijo del campesino se dio cuenta de que era un espejo mágico y que el pobre chatarrero no lo sabía, ya que de otra forma, le hubiese pedido miles de monedas de oro por él.
Compró el espejo de latón y vio que mirando en él, podía verse todo lo que existe y ocurriese sobre la tierra.

Los seis meses pasaron y los tres jóvenes jinetes kazajos se encontraron en el lugar que habían acordado.
" La novia es ciertamente mía", dijo el hijo del mulá. " Le llevaré lo más maravilloso. Mirad esto, es una piala nacarada y hay agua de la vida en ella. Este agua puede curar cualquier enfermedad"
" No. La novia es mia", dijo el hijo del mercader. "Hay muchas medicinas en el mundo. Cada médico tiene su propia medicina milagrosa, pero nadie tiene un abrigo volador. Nadie ha oído nunca hablar de algo tan sorprendente"
“¿Y qué tienes tú para la novia?, le preguntó al hijo del campesino, ¿qué cosa maravillosa has encontrado?" El hijo del campesino sacó entonces el pequeño espejo de latón. Los dos amigos comenzaron a reírse. " "¿Eso es?, tu regalo no tiene ninguna posibilidad de ganar"
" Mi regalo es lo más maravilloso en el mundo", dijo el pobre joven. " Muestra todo lo que ocurre en el mundo. ¿Queréis ver a nuestra novia ahora?"
“Eso es imposible", contestaron los dos amigos. Nos llevaría tres meses galopar en la estepa hasta llegar a ella"
"Entonces miremos el espejo", contestó el hijo del campesino. Justo en ese momento, vieron a la bella joven acostada en la cama.

Era evidente que estaba muy enferma y su muerte estaba próxima. Su madre, su padre y otros familiares lloraban desconsoladamente a su lado.
"Debemos salvarla" dijo el hijo del mercader, " Vayamos en mi abrigo volador y volemos a casa tan rápido como sea posible"

Se pusieron el abrigo, y al final del día alcanzaron el aul donde vivían.
El hijo del mulá sacó la piala nacarada y le dio a la joven a beber el agua de la vida. Ella respiró profundamente y se levantó de la cama. "Gracias" dijo la joven, " me he recuperado de mi enfermedad"
"He curado a la joven", dijo el hijo del mulá, " me casaré con ella" " Sin mi abrigo hubiese sido tarde para salvarla con el agua de la vida" dijo el hijo del mercader, " y hubiese muerto, he sido yo quien la ha salvado y seré el que se case con ella"
"Sin mi espejo que lo ve todo, nunca hubiésemos sabido que la joven estaba enferma y no la hubiésemos salvado", dijo el hijo del campesino.

La joven se quedó pensativa. " Estáis en lo cierto" dijo " y cada uno de vosotros me habéis salvado" . "Para tomar una decisión, añadiré una prueba más".
Veamos cual de vosotros es el más sabio. Traedme un tipo de alimento que cocinado con algo dulce, no se vuelva dulce, cocinado con algo salado ,no sea salado. Cocinado con grasa, no sea grasiento. Esperaré vuestra respuesta hasta mañana por la tarde.

A la hora acordada, el primero en llegar fue el hijo del mulá. Dijo " no conozco un alimento como éste" El segundo fue el hijo del mercader. Dijo " no conozco un alimento como éste"
Por último, llegó el hijo del campesino y enseñó en su mano un huevo a la joven. " Cocínalo con algo dulce y no será dulce, cocínalo con algo salado y no será salado, cocínalo con grasa y no será grasiento", dijo.
"Has ganado", dijo la joven kazaja. Y es así como se casó con el hijo del campesino y tuvieron una larga y feliz vida en Zhezkazghan.

Para Diana y su mamá Cristina, con todo mi cariño.
Cuento popular publicado por S. Davidov, con pequeños cambios para Diana.