martes, 9 de septiembre de 2008
Origami, un salto a Japón
Aunque en esencia el Origami puede parecer una técnica sencilla, el grado de complejidad que ha alcanzado en el transcurso del tiempo, hace que algunos origami lleven días de trabajo y puedan incluso, llegar a los dos metros y medio de altura en sus formas más complejas.
El origami tuvo antiguamente en Japón, un significado ceremonial y religioso. Los noshi, como se los llamaba, eran ofrendas especiales para ciertas celebraciones, de donde se derivan las formas y diagramas básicos de las figuras de papiroflexia. Sus técnicas se popularizaron y fueron transmitidas y recreadas, de generación en generación. El papel empleado también se fue transformando. En sus orígenes, se fabricaba con fibras vegetales, luego se incorporaron los papeles de colores y más tarde se impuso la forma cuadrada como base para realizar las figuras.
La aplicación al campo de la educación fue realizada por el pedagogo alemán Fröbel, quien incorporó la técnica del Origami a la enseñanza en los jardines de infancia.
Más tarde, los matemáticos comenzaron a considerar esta técnica como un valioso recurso para el aprendizaje de la geometría.
El término Papiroflexia con el que se conoce el plegado de papel en los países de habla hispana, fue inventado a principios del siglo XX, por Vicente Solórzano Sagredo, un médico español, que vivió durante muchos años en Argentina.
En la década del cincuenta, Akira Yoshizawa, creó un código internacional para unificar la representación de los dobleces de Origami. Más tarde, se comenzaron a explorar nuevos procedimientos para lograr figuras con movimiento, plegados modulares, plegados con billetes y con formas diferentes al cuadrado: triángulos, hexágonos, pentágonos y círculos.
Si bien el Origami tradicional no admite cortes ni el uso de pegamento, a partir de la exploración de estas nuevas aplicaciones, esto comenzó a ser cuestionado, dando lugar a creaciones de dimensiones monumentales.
Y os preguntareis qué tiene el origami que ver con Kazajstán, ¡ pues la verdad es que nada!.
Simplemente me pareció algo divertido para hacer con los niños y he dado este salto a Japón, cosas que pasan...
Estas páginas de origami pueden imprimirse y llevarse con facilidad en la maleta y son una forma más de divertir a los pequeños, a la vez que aprenden y memorizan.
Tanto para los viajes, como para hacer en casa, es una forma de pasar una tarde entretenida y que el juego no se convierta en algo individual, sino que reúna a la familia y nos deje interactuar con nuestros pequeños kazajitos.
O algo más para llevar a Kazajstán y pasar las horas con los niños.
En esta página de Canon, se pueden imprimir estos divertidos comecocos y varias figuras de animales, ya coloreadas, para recortar y montar.
http://www.canon.es/paperart/Origami/index.asp
http://cp.c-ij.com/europe/papercraft/es/origami/download/catcher_e_a4.pdf.
Si curioseais la página, encontraréis muchas cositas para hacer, entre ellas, caretas de papel o un calendario de la cuenta atrás, que aunque está pensado para un cumpleaños, podríamos dejar a los niños un poco más grandes, entre el primer y segundo viaje, para que asocien nuestra vuelta con el tiempo de una forma divertida.
http://www.canon.es/paperart/celebrations/index.asp
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