Schizo (Olzhas Nussuppaev) es un adolescente de apenas quince años, al que sus compañeros llaman así por su comportamiento impulsivo y errático, que vive con su madre y el compañero de ésta, Sakura, en un Kazajstán independiente pero empobrecido, tras la independencia de la Unión Soviética a principios de los 90.
Expulsado de la escuela, Schizo se implica en oscuras actividades de la mano de Sakura, reclutando boxeadores para peleas ilegales.
Su vida da un giro inesperado, cuando decide llevar el dinero de un boxeador que muere accidentalmente en una pelea, a la novia de éste, Zina ( Olga Landina) y a su hijo pequeño Sanzhik (Kanagat Nurtay) ,que viven en la más absoluta pobreza en las afueras de la ciudad.
Schizo vive en medio de la nada, pero a través de su imposible relación de amor con Zina, trata de mantener su propio sentido de la belleza y la justicia, inmerso en un mundo sórdido, encontrado sentido a su existencia, dibujada quizás en la imagen de su madre y de sí mismo, que reflejan las vidas de Zina y Sanzhik.
La directora, Guka Omarova, dibuja un retrato sobre la autenticidad y la vulnerabilidad, en la historia de un adolescente que busca su lugar en un mundo desolado y áspero, con un ritmo minimalista y a veces naif.
El director ruso, Sergei Bodrov, co-escribe el guión y produce la película junto a Omarova.
La película cuenta con actores profesionales en los papeles de la madre de Schizo (Gulnara Jeralieva) y Sakura (Eduard Tabysche), y otros como Nussuppaev y Nurtay, descubiertos por Omarova en un orfanato de Kazajstán.
La fotografía, de la mano de Khasanbek Kydyraliyev, transmite el impresionante vacío de las vastas estepas kazajas, salpicadas por las ruinas de antiguos edificios industriales soviéticos y grandes lagos.
Coproducida por Kazajstán, Rusia, Francia y Alemania, la película recibió muy buenas críticas en festivales como Cannes y ha obtenido diversos premios en distintos festivales.
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